Ahora imagina de nuevo lo mismo con un bolso de cuero rojo colgado de tu hombro, grande y llamativo, el contrapunto al negro y blanco, o quizás un cinturón ancho de dos vueltas con hebilla dorada ¿Y si le ponemos un collar madreperla hasta la cintura con cadena de metal cobre envejecido?
El complemento nos diferencia, nos complementa. Lo probamos.